Gamificación: Cuando jugar en el trabajo sale rentable.

La motivación, la mejora profesional y el avance para lograr un nivel de satisfacción personal son algunos de los aspectos que promueven la formación continua entre los equipos de trabajo de una empresa. La productividad, mejorar las competencias en la gestión de tareas y añadir valor una compañía.

La formación continua es un win-win entre empresa y trabajador y, en este ámbito se enmarcan procesos como la gamificación.

Según el doctor y profesor de la Universidad de Tecnología y Arte Digital (UTAD), Carlos González Tardón, la gamificación “es el empleo de las estructuras y la manera de jugar de los videojuegos, como reglas, recompensas y castigos, pero enfocado al mundo real. A diferencia de un videojuego, la aplicación de estas técnicas no suponen un alto coste para la empresa”.

En su tesis doctoral ‘Videojuegos para la transformación social’, y dentro de las herramientas de gamificación, recoge los denominados training games, videojuegos serios que han sido fomentados desde las empresas privadas que han visto en ellos una forma asequible de formar a sus empleados. El objetivo de estas herramientas digitales pasa por “cambiar al jugador de alguna manera”. “Desde hacer que adquiera algún conocimiento, que aprenda a realizar una tarea, que reciba información de alguna situación”.

“El hecho de poder proporcionar experiencia practica en situaciones que se pueden encontrar en su ámbito laboral, pero sin los riesgos que puede suponer un error en el mundo real –continúa Tardón–, los han convertido en un medio idóneo de entrenamiento”.

Gamificación vs. Formación continua clásica

Uno de los elementos por los que la gamificación está ganando terreno a la formación continua clásica se encuentra en el componente lúdico. En este sentido, el profesor de la UTAD, Carlos González Tardón toma como referencia el estudio ‘Homo Ludens’ del profesor y teórico holandés Johan Huizinga para defender que “jugando siempre se aprende”. Guzinga consideraba que “el hombre, mientras juega, tiene que convertirse en niño”.

La gamificación se centra en el aprendizaje divertido de actividades aburridas debido a que, a través del juego, las personas son capaces de adquirir nuevos conocimientos, habilidades o competencias de manera natural y sin tanto recelo.

“Las actividades de ocio son una fuente de nuevos aprendizajes, desarrollo de destrezas, adquisición de conocimientos y dominio de habilidades: fomentan la creatividad, desarrollan la memoria y el pensamiento, facilitan la adquisición de estrategias de planificación”, recoge Tardón en su tesis.

¿Se puede aplicar la gamificación en todas las empresas?

Para que la adquisición de conocimientos, habilidades o técnicas sea efectiva a través de la gamificación, Carlos González Tardón insiste en que todos estos procesos deben contar con objetivos, reglas, retos, refuerzos y castigos. El juego por el juego sólo llevaría a la perdida de tiempo y de recursos.

Asimismo, el experto reconoce que esta metodología formativa no sirve para todas las empresas. “En ocasiones, simplemente con revisar los procesos internos que la compañía quiere mejorar y hacer las cosas bien desde dentro es suficiente”. Incluso va más allá.

“Aplicar procesos gamificados en una empresa con clima enrarecido o problemático incluso puede ser contraproducente”.  Por ello, “hay que definir los objetivos y los mecanismos de juego lo más concretamente posible para evitar males mayores”, termina recomendando Tardón.

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